[Poesía]
48 Pág.
Cuando el ojo se queda lleno, la palabra se pone
muda. No queda lengua para nombrar la cosa.
Esos animales, esas luces, esas voces que entraron
por los ojos se instalan ahí, entre los dientes, más
abajo, cerca de una costilla.
La primera piedra cae en la frente. Duele tanto que
encandila. Los ojos se abren y ves las cosas.
Quedan pegadas a los párpados.
No se puede volver a dormir.
Siempre el sueño será el nombre del otro, el dolor de
otro. El peso de otro que no sabe nombrarte.
Aunque te llame.
Edita Documenta
La boca de la tormenta - Eugenia Almeida
$1.380,00Precio