[Teatro]
Mi pequeño mundo porno no es una obra de teatro. En realidad, Calderón concibió este texto para ser representado en un teatro. Pero este pequeño mundo porno no solo no es sino que no necesita de un escenario. Las diferentes habitaciones del hotel en el que trascurren los encuentros de los personajes no son más que la proyección de una habitación cualquiera.
La tensión que aumenta con un pulso casi imperceptible va asiéndose de los invisibles escalones del pasado del lector. La potencia de las imágenes que sugiere esta serie de escenas articuladas de manera simultánea, que Santana equilibra delicadamente con sus estampas, escapa a cualquier posibilidad dramática. El reguero de sangre y tripas será ordenado medianamente en el epílogo de María Esther Burgueño.
Es deseable que el eventual espectador de Mi pequeño mundo porno haya tenido oportunidad, antes de entrar al teatro en el que este guion se represente, de pulsar las páginas de este libro, pequeños detonadores que harán explosiones en el fértil y quizás inexplorado territorio de su morbo.
Edita Criatura
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