Un movimiento delante del otro.
Tic tac.
Un paso a la vez.
Tic tac.
Las agujas marcan la hora de inicio y final. El ritual se practica todos los meses, con los ojos cerrados y el cuerpo desnudo. La invitada lleva el cabello corto, a la altura de las clavículas. Sobre el cuerpo se unta un aceite, los pies van descalzos. Una corona de flores le adorna la cabeza y un manto de piel de cordero le abriga los hombros. El que lleva el cuchillo es quien tiene el reloj y dicta las órdenes. Tú por aquí, tú por allá, tú conmigo, todos ocupan un lugar especial. Le llaman el ángel. Está siempre vestido de negro.
La elegida fue una niña de 14 años. El cabello rubio le llegaba hasta la cintura, se lo cortaron. La desnudaron y le prohibieron hablar. No llores, le susurró el ángel, estás en un lugar sagrado. Ella obedeció. Diez hombres bañaron sus manos en aceite y frotaron con él sus cuerpos. Sin reparo alguno forcejearon entre ellos, rozaron y apretaron su sexo, ombligo, espalda, muslos, piernas. La inocencia pende de un hilo, la vulnerabilidad del cuerpo también. Por dentro, la niña se pregunta por qué Dios la llevó hasta ahí. Y mientras siente como usurpan lo que resta de su privacidad, de su integridad como persona, de su niñez, observa al ángel lamer las orejas de los hombres que la rodean. Sus cuerpos transpirados resbalan y se frotan entre sí, mientras las manos del que va vestido de negro los acaricia suavemente y empuja sobre la elegida. Les promete un castigo si no obedecen.
Tic tac.
Sigue con sus ojos las agujas del reloj. Cuenta los minutos.
Tic tac.
Él pone inicio y final al ritual.
En determinado momento, cuando considera que se ha deleitado lo suficiente observando, saca el cuchillo y hiere de forma letal, lentamente, a los hombres que participaron. Les promete amor eterno si no se resisten. Les promete salvación, júbilo y festejo.
Cuando ha terminado con todos, frota sus manos en la sangre desparramada en el piso y se regocija llevándola sobre sus labios. Sonríe y se acerca a la niña, envolviendo su cuerpo en un manto de niebla oscura.
Desaparece y se la lleva con él.
También le promete amor eterno.
@luperucca
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